Al comenzar a planificar la re-apertura de La Nozal de la Peña, se buscó volver a la esencia original de la misma en sus orígenes.
En el año 1998, mis padres, deciden echar a andar este proyecto tan personal como entrañable. Siempre había sido el sueño de mi padre, aunque mi madre sería la encargada de la operación (mi padre tenía un trabajo que no le permitía compatibilizar). El diseñó y personalizó cada detalle de la casa, tratando de conservar todo al más puro estilo mariñano de la Asturias que él tanto amaba.
Mi padre era un enamorado de Asturias, de su gente, de su naturaleza, de sus costumbres y de todo lo que representa. Cazador, amante de los perros, de los deportes y de una vida saludable. En mayo del 2001, nos dejó.
Una de sus pasiones era la apicultura y toda persona de la zona, sabía que Juan Luis Jurado, era el que más sabía sobre esto.
El nogal que hay en la finca es el origen del nombre de la casa, y dado que antiguamente la aldea donde se ubicaba la casa se denominaba El Llugarón de la Peña, la combinación de ambos elementos dio nacimiento a “La Nozal de la Peña”.
Al pensar en un nuevo logo para la casa, no solamente quise recuperar la esencia que mi padre siempre quiso perpetuar; un gran árbol, robusto, que aguanta el sol y la tormenta, que es noble y da sus frutos, como la casa que con tanto mimo creó. Quería también que tuviera un poco de él, así que, si ampliamos el nuevo logo, veremos una pequeña abeja, para que tenga algo con su nombre propio.
El árbol del nuevo logo ha cambiado un poco adaptándose a los nuevos tiempos, pero tal y como él quería, conservando su esencia, significado y su valor.
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